Usando casi el título de la famosa canción de Camilo Sesto comienzo la crónica del derbi del pasado domingo y es que tal y como dice la letra de esta canción siempre se repite la misma historia.
Así lo veo y siento, y es que la historia de los derbis de
al menos las dos últimas temporadas siempre es la misma y siempre salen
perjudicados los que van de verde y blanco.
Comenzó el partido sorpresivamente para mí con un Betis
incapaz de arrebatar la pelota a un Sevilla que seguramente sorprendió a
Pellegrini con su planteamiento sobre el césped dado el rendimiento y la
descolocación de sus pupilos en la presión en campo contrario durante la
primera media hora.
En ese tiempo el Betis no fue dominador de la pelota, pero
si de cualquier ocasión que sucedía en portería contraria, el Sevilla mucho
balón mucho toque, pero todo en zonas de seguridad y sin progresar sobre el
terreno de juego.
A partir de la media hora empezó a entonarse el Real Betis
tanto en la presión como en la posesión de pelota y tras ello empezaron a
llegar las ocasiones claras, en el minuto 35 Fornals remato de volea sin
portero y Ramos sacaba el balón en la línea cuando ya se celebraba el 1-0 en
las gradas del Villamarín.
Poco después tras un tiro del propio Fornals el colegiado
del partido señalaba el punto de penalti consiguiendo Isco transformarlo para éxtasis
de la afición verdiblanca.
Antes del descanso poco más que contar, un Sevilla incapaz
muy pobre futbolísticamente y un Betis que sin desplegar un buen fútbol se iba
por delante al intermedio.
Tras el descanso el Real Betis tuvo la opción 2 veces en
apenas 7 minutos de incrementar la ventaja con una ocasión de Bakambu de esas
de las que se ven en los resúmenes graciosos de ligas exóticas y menores en la
que el bético cuando lo ve sabe que si hay algún equipo en Europa al que le
puede pasar eso es efectivamente al Real Betis Balompié, y es que cuando el
delantero verdiblanco estaba delante del portero Nyland incluso a media salida teniéndolo todo
para anotar sufrió una lesión que impidió que pudiera rematar a portería para
cerrar el partido. Ver para creer, algo asombroso que solo puede ser explicado
a través de algún pacto con el diablo o a través de algún conjuro o maldición que
recae sobre el escudo de las trece barras en los enfrentamientos contra el
Sevilla.
Poco después otra clarísima de Ayoze que abortó el portero
visitante con una gran parada al palo corto.
Y lo que es la vida del Betis en los derbis, en el minuto 56
cuando el equipo de Nervión no sabía ni de qué color vestía Rui Silva empataba
el partido en su único disparo a portería del partido.
De nuevo otro derbi con la misma historia, el Betis con
varias ocasiones claras, pero con el marcador empatado.
El Real Betis tuvo unos minutos de tranquilidad para
intentarlo todo de nuevo en los últimos 10 minutos, y es que desde el que el
reloj marcaba el 80 hasta el final el Betis tuvo 3 ocasiones clarísimas para
anotar el 2-1 pero ni Isco, ni Abde por culpa del larguero y Chadi Riad fueron
capaces de batir a Nylan y el Real Betis Balompié, una vez más, murió en la
orilla de un derbi cuando lo mereció más que de sobra.
Al final como decía al principio, siempre se repite la misma
historia, al menos en los dos últimos años. Es por ello que comprendo
perfectamente que cuerpo técnico, plantilla y afición sevillista cuando
celebraban sobre el césped y en la grada un empate estando en la posición 13 y
sin objetivos en la temporada con 100 millones de euros más de presupuesto que
quienes se fueron enfadados por conseguir solamente un punto ante un equipo tan
limitado.
Quedan 5 finales para luchar por Europa con la Real Sociedad
a tiro, confiemos y apoyemos hasta el final que este equipo en los años de
Pellegrini se lo merece.
Onces iniciales:
Rui Silva; Sabaly, Pezzella, Chadi Riad, Miranda; Isco,
Guido; Fornals, Cardoso, Bakambu y Ayoze.
Sevilla FC: Nyland; Jesús Navas, Badé, Sergio Ramos, Acuña,
Ocampos; Soumaré, Agoumé, Suso; Isaac Romero y En-Nesyri
Raúl Armario Perea